The Spanish newspaper El País covers Matteo Pasquinelli’s essay on the history of algorithms recently published on e-flux journal.

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No paramos de oír hablar de ellos, pero ya antiguos textos religiosos indios muestran esquemas geométricos con características que puede considerarse propias de una rudimentaria “cultura algorítmica”

Cansado de oír que llevamos más de 50 años hablando de inteligencia artificial? Te traemos otra cantinela: los algoritmos los inventamos hace 3.000 años. Esta es la tesis que defiende Matteo Pasquinelli, profesor de Teoría de los Medios en la Universidad de Arte y Diseño de Karlsruhe en el último número de e-flux.

Su algoritmo primigenio ocurre en los vedas, los textos más antiguos de la literatura india. Y, más concretamente, en las instrucciones para un ritual que se registra en ellos. “El ritual Agnicayana se describe en el Śulbasūtras, compuesto alrededor de ochocientos años antes de Cristo en la India para registrar una tradición mucho más antigua”, explica Pasquinelli.

  • Matemáticas primitivas

En estos textos, además de ser la única fuente conservada de los ancestrales conocimientos matemáticos indios, contenían las directrices para construir altares con determinadas geometrías. “Por ejemplo, sugieren que aquellos que quieran extinguir enemigos existentes y futuros deben  construir un altar de fuego con la forma de un rombo”.

En el caso del Agnicayana, la forma que se debe conseguir para el ritual es la de un ave rapaz, mucho más compleja, que representa la reconstrucción del dios Prayápati. “En sus estudios de las matemáticas védicas, el italiano Paolo Zellini ha descubierto que el ritual Agnicayana se usaba para transmitir técnicas de aproximación geométrica y variación incremental… En otras palabras, técnicas algorítmicas”, sentencia el profesor.

Diagrama del altar del Agnicayana, con forma de ave, registrado por el profesor Frits Staal, estudioso de los rituales védicos
Diagrama del altar del Agnicayana, con forma de ave, registrado por el profesor Frits Staal, estudioso de los rituales védicos Frits Staal

Con este altar de silueta aviar se reproduce el mito de la cosmogénesis que narran los textos védicos. De acuerdo con ellos, el dios Prayápati estalló en mil pedazos después de crear el universo. La tarea de los fieles es recomponer al dios desmembrado siguiendo el elaborado esquema geométrico diseñado para ello.

  • Parecidos razonables

“Los algoritmos están entre las prácticas culturales más antiguas”, Jean-Luc Chabert

¿Cómo funciona todo esto? Para Pasquinelli, la clave de estos algoritmos antiguos está en las formas de abstracción. “Los números ya eran componentes de máquinas primitivas y abstractas de segmentación social y territorialización. El primer censo que se conserva, por ejemplo, tuvo lugar unos 3.800 años antes de Cristo”, explica. ¿Y el algoritmo dónde está? Pues bien, según el profesor, en el desarrollo del ritual Agnicayana está implícito un concepto que no dista tanto del que tenemos hoy en día. Esa definición, común a los textos védicos y a las ciencias de la computación, tiene cuatro claves:

  1. “Un algoritmo es un diagrama abstracto que emerge de la repetición de un proceso, una organización del tiempo, el espacio, el trabajo y las operaciones”.
  2. “Un algoritmo es la división de este proceso en pasos finitos para desarrollarlo y controlarlo con eficiencia”
  3. “Un algoritmo es una solución a un problema”.
  4. “Un algoritmo es un proceso económico, en tanto que debe emplear el mínimo de recursos y adaptarse a los límites de la situación”.

En este sentido, en la estructura con forma del halcón estarían codificadas dos funciones: una ritual, que pasa por la reconstrucción de un dios. Y otra social, que concluye con la enseñanza de habilidades geométricas básicas.

  • ¿Es un error?

La relación que establece Pasquinelli entre el Agnicayana y los algoritmos no está exenta de controversia. “A muchos puede parecerles que es un acto de apropiación cultural para leer culturas antiguas desde el paradigma de las últimas tecnologías”, admite. Sin embargo, el profesor se apoya en las palabras del matemático francés Jean-Luc Chabert, para argumentar su tesis: “Los algoritmos solo son un conjunto de instrucciones paso a paso que han de llevarse a cabo de forma bastante mecánica para conseguir algún resultado deseado”. Pasquinelli encuentra ejemplos de esta definición a lo largo de toda la historia. “Los algoritmos están entre las prácticas culturales más antiguas, al alimentar muchas herramientas humanas y todas las máquinas modernas”, sentencia.

En el sistema de decisión de los babilonios, en las técnicas empleadas por los profesores de latín para determinar la gramática correcta, en el establecimiento de tratamientos médicos, en la cocina… “Hablamos de recetas, reglas, técnicas, procedimientos, métodos… Usamos la misma palabra aplicada a diferentes situaciones […]. Al final, el término algoritmo ha acabado asociado a cualquier proceso de cálculo sistemático. Hoy en día, por la influencia de la computación, esta idea de magnitudes finitas –finiteness– ha entrado en el significado de algoritmo como un elemento esencial, diferenciándolo de nociones más difusas, como proceso, método o técnica”, señala Chabert.